María Montoya
Estos días han llegado dos informaciones preocupantes desde el gigante asiático. La primera se refiere al cambio radical en la gestión de la pandemia de la covid y sus consecuencias en plena ola de contagios en el país. La segunda es la salida de la cárcel de He Jiankui, el creador de los primeros bebés modificados genéticamente mediante CRISPR. Ambas noticias son ejemplos de una “mala praxis” que afecta a la investigación científica y a la sociedad en general.