11.03.2016
Este 11 de marzo se cumplen cinco años de uno de los mayores accidentes nucleares de la historia, el de la central japonesa de Fukushima. Por una fatídica coincidencia de causas naturales y fallos humanos, algunos de sus reactores explotaron, liberando altas dosis de radiactividad. Tras la catástrofe aumentaron en todo el mundo las medidas de seguridad en estas instalaciones, pero su huella ha cambiado la vida de miles de personas y tardará décadas en borrarse del medio ambiente.
¿Qué desencadenó este accidente nuclear?
En principio una causa natural: un terremoto de 9 grados de magnitud, con epicentro en el mar, que sacudió Japón el 11 de marzo de 2011. Como consecuencia se originó un tsunami con olas de más de 15 metros que inutilizaron los generadores diésel de la central nuclear de Fukushima-Daiichi. Esto impidió la refrigeración de los reactores y derivó en tres de ellos en una fusión de núcleo, un suceso grave con explosiones en varios edificios y la consiguiente liberación de radiación nociva al exterior. El incidente llegó a alcanzar la categoría 7, el máximo en la escala internacional de accidentes nucleares (INES), al mismo nivel que el de Chernóbil.
Continua.