quinta-feira, 2 de maio de 2013
La desigualdad económica favorece el aumento de trastornos mentales
Via sinc - Espanha
12.04.2013
La estrecha relación existente entre pobreza y salud es evidente: las personas más pobres enferman más y mueren antes que las ricas. Además existe una correlación entre desigualdad económica y enfermedad mental. Estudios recientes revelan que países desarrollados con altos niveles de desigualdad, como EE UU y Reino Unido, tienen una proporción mayor de enfermos mentales que países como Nigeria, Dinamarca o Noruega, con una brecha menor.
Fernando Pérez del Río, coordinador terapéutico de Proyecto Hombre Burgos, ha publicado un artículo en el último número de la revista Norte de Salud Mental en el que revisa todos los trabajos sobre desigualdad y salud mental en la última década, mayoritariamente investigaciones realizadas por países anglosajones en las que se analizan las mismas variables.
“He localizado 20 estudios, ninguno de ellos en castellano, y dos variables que son importantes. La primera es que una mayor desigualdad entre ricos y pobres aumenta el porcentaje de enfermedad mental. La cohesión social se rompe y la desigualdad genera mucha tensión. La segunda variable se relaciona con los valores que tenga esa sociedad, ya que no es lo mismo ser pobre en un país pobre que ser pobre en un país rico. Es mucho más problemático y enfermizo lo segundo”, detalla Pérez del Río.
En relación con la primera de las variables, el estudio concluye que el grado interno de igualdad o desigualdad económica que presenta un país condiciona directamente la salud mental de sus ciudadanos. Por ello, EE UU o Reino Unido presentan más problemas de salud mental que Suecia, Finlandia o los Países Bajos, por ejemplo, países con bajos niveles de desigualdad.
“La desigualdad económica favorece el aumento de los trastornos mentales y contribuye a crear una sociedad ansiógena, estresada y frágil. No olvidemos que el trastorno mental también es una construcción social”, apunta el investigador.
Respecto a la segunda de las variables, la asociada con los valores de la sociedad, “está demostrado que ser pobre y vivir en una zona rica puede resultar más dañino para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona de extrema miseria”. Esto tiene que ver, agrega, con la visión de la pobreza y el fracaso en cada una de estas sociedades. Continua
12.04.2013
La estrecha relación existente entre pobreza y salud es evidente: las personas más pobres enferman más y mueren antes que las ricas. Además existe una correlación entre desigualdad económica y enfermedad mental. Estudios recientes revelan que países desarrollados con altos niveles de desigualdad, como EE UU y Reino Unido, tienen una proporción mayor de enfermos mentales que países como Nigeria, Dinamarca o Noruega, con una brecha menor.
Fernando Pérez del Río, coordinador terapéutico de Proyecto Hombre Burgos, ha publicado un artículo en el último número de la revista Norte de Salud Mental en el que revisa todos los trabajos sobre desigualdad y salud mental en la última década, mayoritariamente investigaciones realizadas por países anglosajones en las que se analizan las mismas variables.
“He localizado 20 estudios, ninguno de ellos en castellano, y dos variables que son importantes. La primera es que una mayor desigualdad entre ricos y pobres aumenta el porcentaje de enfermedad mental. La cohesión social se rompe y la desigualdad genera mucha tensión. La segunda variable se relaciona con los valores que tenga esa sociedad, ya que no es lo mismo ser pobre en un país pobre que ser pobre en un país rico. Es mucho más problemático y enfermizo lo segundo”, detalla Pérez del Río.
En relación con la primera de las variables, el estudio concluye que el grado interno de igualdad o desigualdad económica que presenta un país condiciona directamente la salud mental de sus ciudadanos. Por ello, EE UU o Reino Unido presentan más problemas de salud mental que Suecia, Finlandia o los Países Bajos, por ejemplo, países con bajos niveles de desigualdad.
“La desigualdad económica favorece el aumento de los trastornos mentales y contribuye a crear una sociedad ansiógena, estresada y frágil. No olvidemos que el trastorno mental también es una construcción social”, apunta el investigador.
Respecto a la segunda de las variables, la asociada con los valores de la sociedad, “está demostrado que ser pobre y vivir en una zona rica puede resultar más dañino para la salud que ser aún más pobre pero vivir en una zona de extrema miseria”. Esto tiene que ver, agrega, con la visión de la pobreza y el fracaso en cada una de estas sociedades. Continua